domingo, 10 de marzo de 2013

IV Etapa de El Reto del Quetzal

Ayer en la premiación, cuando estábamos en el podio nos dijeron por micrófono que íbamos a ser los padrinos de Angelito. Se podrán imaginar nuestra emoción, no cabíamos en nosotros. Bueno les cuento la última etapa:

La salida de hoy fue en la plaza central de la ciudad de Xela, una hermosa ciudad. Fue mágica, todos contentos porque ya era la última. Además filmaron un "Harlem Shake" los de la organización de la salida y a pesar de que todos estábamos temblando de frío, nos llenamos de flow bailando.

La salida fue controlada, hasta 2 km de la plaza. Comenzó subiendo en asfalto pero pronto conectamos con carretera de tierra. Pura subida como por casi dos horas.

Yo comencé con ganas de vomitar, de tantos power gel que he consumido durante toda la carrera, tengo el estomago malo. Y además se me ocurrió desayunar panquecas con omelet y no se digirieron nada.

Arrancamos y terminamos como si fuera el primer día. Es decir, dándolo todo, sin pensar en el tiempo de ventaja que le habíamos sacado a los otros equipos durante las etapas anteriores.

Ro sabía que teníamos que apretar subiendo, porque la bajada era muy riesgosa y técnica. Así que me presionó a llevar un buen ritmo la primera parte, y así lo hicimos.

El camino fue largo, y pasamos por todo tipo de terrenos. Cuando comenzamos a bajar, no fue lo más fácil, hubo mucho que pedalear y mucho que maniobrar.

Durante los primeros singletrack, atravesábamos sembradíos de flores bellísimos de todos los colores. Y como Ro me notó tensa, me empezó a silbar el soundtrack de un video de bici que nos encanta y me ayudó mucho a soltarme.

Cuando llegamos por fin a la temida bajada de piedras (peñones más bien) yo sicológicamente ya me predispuse. Todos los años alguien cobra ahí, feo (el año pasado tuvieron que rescatar a Amilcar que ni siquiera podían sacarlo por donde estaba) y este año no fue la excepción, la gringa de otro equipo mixto se abrió la pierna, tuvo que llegar en carro a la meta y le tuvieron que agarrar puntos.

Así que yo no quería arriesgar, además venía muy cansada y eso me ponía torpe. Llegó un punto en el que sin bajarme de la bici, iba bajando y llorando. Hasta que Ro me dio paso, y empecé a bajar adelante yo, eso me ayudo a concentrarme más. Cuando se acabó esa bajada, mi alivio no fue normal, la detesté.

Luego venían pocos kilómetros de asfalto, que me ayudaron a al menos estirar la espalda en la bajada de asfalto. Y de nuevo carretera de piedra y tierra.

En una de esas se me sale la cadena y en lo que la estoy arreglando, escucho la voz de un chamo que habla siempre como acelerado (Daniel), que llevaba el segundo lugar en equipo mixto. Él y su dupla (La pichi, reconocida ciclista guatemalteca) nos habían alcanzado. En las anteriores etapa no nos habían alcanzado antes. Eso para mí fue como el sonar de un reloj despertador, active energías que ya no tenía, y la adrenalina hizo de las suyas.

Ni volteé a ver a Ro, pero no hacía falta. Antes de eso el estaba tratando de apurarme pero yo ya venía apagándome del cansancio. Ya teníamos suficiente tiempo acumulado de colchón de las otras etapas, pero no quería ganar El Reto sin ganar la última etapa. Así que a darle duro, literalmente dejé el resto. En cada repechito subía en bailarina y emplatonada para no perder impulso y pedaleaba en las bajadas.

Pasamos dos puentes colgantes, increíbles. Estaba tan agotada, que ni me dio vértigo (pero Nisi se hubiera muerto ahí), cada vez más duro le daba. Y cuando vino un "hike a Bike" ya no tenía mucha fuerza.

Así que vino mi Merotataskan (muñecote en el dialecto de aquí) y cargo mi bici también, menos mal, ya yo venía doblada y con las pulsaciones a mil.

Otro singletrack y otro y otro... y no llegábamos nunca. Hasta que por fin, llegamos al asfalto y atravesamos unas calles del pueblos y una carretera asfaltada para llegar, la gente gritaba pero yo ya ni volteaba. En esta parte íbamos como si el diablo nos viniera siguiendo. Y con todo y eso Ro me decía: ¡VAMOS LIGI!, ¡DURO! ¡VAMOS DALE!

Hasta que ... ¡LLEGAMOS! ... Sanos y salvos a la meta, gracias a Dios. Nos abrazamos y lloré cual Magdalena. Pero es que conchale, eran muchas emociones.

Logramos el primer lugar en la categoría y una satisfacción tremenda. Muchísimas gracias por cada comentario, palabra de aliento, por cada oración y por acompañarnos en esta meta cumplida.

De premio, nos dieron unos maillots bellos, unos trofeos y la inscripción gratis para el año que viene.

La carrera más que recomendada, la organización impecable, el costo-beneficio está excelente, el ambiente es lo mejor de la carrera. Y la experiencia de recorrer Guatemala haciendo lo que más nos gusta, fue increíble.

A mi compañero de equipo: GRACIAS MIL, te amo y aprendí muchísimo.

¡Feliz vida y a rodar!
L.A.






















3 comentarios:

  1. Felicitaciones por la carrera, por ganar y por los cuentos! Que alivio que todo salió bien, estaba angustiado leyendo tu historia!

    Nos vemos!!

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  2. Ligi mil felicidades para ti y Ro. Que sigan los éxitos!

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